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astrid.rhys.jones@hotmail.com

domingo, 17 de octubre de 2010

El cine de las butacas malas

Está al lado de la academia del British. Ésa a la que iba a estudiar inglés los viernes por las tardes. No es demasiado grande, las butacas son malas y la disposición de la sala todavía peor. Solo he ido una vez en toda mi vida. Aun así guardo un recuerdo increíble y genial de él, de esa vez.

Fui con él. Yo me escapé antes de la clase para llegar a la sesión de las ocho y cuarto, corrí escaleras abajo y por la calle, hasta llegar a la parte delantera. Ahí estaba él, esperándome. Sentado en el banco. Sonrió, sonreí. Como ya he dicho las butacas era incomodas, la película no valía para mucho pero tampoco es que la siguiéramos demasiado. Me bastaba tenerle al lado dándome la mano, besándome, susurrándome hasta hacerme reír. Desde ese momento amé ese cine.

Hacía mucho tiempo que no pasaba por ahí. Hoy lo hice y me paré simplemente a mirarlo, con cariño, con añoranza.

-Qué raro que esté cerrado hoy...-dije extrañada.

-No, es que lo han cerrado para siempre.-Me dijo al oírme una señora que pasaba por ahí.

Me acerqué sin poder creerlo. Pero sí: los carteles de estreno eran de mayo, la ventanilla mostraba una oficina vacía y la parte de dentro se veía llena de basura a través de la reja de la persiana.

Falta de audiencia, supongo. Y ¡pluff! lo cerraron. El tiempo pasa, las cosas cambian. Pero no solo se acabó el cine de las butacas malas... creo que también se me acabó el amor. Yo habría ido todas las semanas de mi vida para que lo mantuvieran abierto... de la misma manera que habría pasado el resto de mi vida con él para poder seguir amándolo cada día un poquito más.

martes, 12 de octubre de 2010

¿Es posible que dos personas se amen y simplemente... no sea suficiente?

Sí, lo es. A veces el amor se nos queda pequeño, inservible y roto de tanto usarlo. Quien sabe, quizás debieramos comprar uno nuevo... ¿o quizás crees que pudieramos renovarlo? Lo vintage siempre ha sido un must...

I love you. =)

sábado, 2 de octubre de 2010

Nadie te prepara nunca para los golpes duros. Esos simplemente tienes que pasarlos tú sola, sin nada bajo tus pies y todo sobre tu cabeza.

No es fácil, ni se te pasa de un día para otro. Ni siquiera de una semana a otra, o de mes a mes. No. No, no. No cuando realmente has sentido de verdad. No cuando realmente has volado alto y sin saber muy bien como, has caído de repente.

Lleva algo más de tiempo, incluso toda una vida. Y tampoco tiene una solución mágica. Es simplemente volver a desear volar.

Pero para volar primero necesitarás levantar los ojos al cielo, arreglar tus alas. Y ahí, tampoco te puede ayudar nadie más. Tú tienes que hacerlo. Tú, y solo tú.

Arregla esas fucking alas, y cósetelas a la espalda. Siente el dolor de la aguja con cada puntada, siente el dolor de tu corazón con cada retazo de él. Y saboréalo. Suena a locura, pero te juro que realmente lo harás. Disfrutarás de ese dolor, porque es todo lo que te ha quedado de ese amor. Serás una completa masoquista y no querrás dejar de serlo...

Hasta que te insensibilices. Dejarás de sentir las puntadas, las agujas no tendrán ningun efecto, su voz no será más que cualquier otra entre tantas otras. Y quizás algún día volverás a volar.

O quizás no. Yo no lo deseo, amo demasiado el dolor que ha sobrevivido de todo ese vuelo pasado. No. Definitivamente yo no quiero insensibilizarme.

Quiero ser la perfecta masoquista adicta a tus puntadas por siempre...

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.