Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

sábado, 25 de junio de 2011

Primer fin de semana de fiesta: S.O.S. y demás fórmulas de emergencia

Este último año estuve en un especie de... ¿cursillo? sí, podríamos llamarlo así, pues eso, estuve en un cursillo para perfeccionar mis ilimitados y geniales conocimientos. La cuestión es que tantas horas semanales, cuando no me lo saltaba porque me aburría bastante -qué queréis que le haga-, hacen que acabes relacionándote con el resto de integrantes. Entre ellos encontré a un forofo del libro IT de Stephen King, que yo misma adoro. No faltaría decir que congeniamos enseguida, era una bonita amistad de cursillo, y solo amistad, porque así a bote pronto calculo que me saca entre diez y 17 años, y aunque tenía barbita y era un encanto yo no tenía mayor interés en él que en el maldito cursillo.

Bien, y qué; diréis. Pues nada, antes de ayer mis chicas y yo iniciamos nuestra marcha a las fiestas de un barrio perdido pero con mucho encanto, tras una sustanciosa cena y grandes cantidades de alcohol. Como dato, solo diré que llegó un momento en el que la cerveza y el vodka me sabían más bien parecidas. Pues estábamos nosotras mezclándonos entre los agraciados por nuestra presencia, desfasando y bailando como si no hubiera mañana, y bebiendo como si intentáramos acabar con la producción rusa de vodka, cuando de repente topé con mi compañero del cursillo forofo de IT.

Lo típico, charla amistosa de qué es de tu vida -mientras yo pensaba a ti qué hostias te importa, pensamiento que me callé porque soy toda una señorita-, qué mona que estás -bueno esto empieza a acojonarme y es que si te has dado cuenta ahora es que tienes problemas de visión- y demases. Cuando el contacto corporal fue a más mis alarmas saltaron, pero como era un tipo majo y todo eso pues no saqué mi instinto homicida a relucir.

A los cinco minutos me metió boca. Me aparté, me escaqueé como pude con promesas vagas de "después del concierto ya nos vemos que yo ahora voy a bailar y tal..." y huí en pos de mis chicas. Las puse rápidamente al corriente de lo ocurrido como buena reportera de guerra que soy, eso sí, restándole importancia -al fin y al cabo el tío era muy majo- y riéndome pensando en lo gracioso de la anécdota.

Todo habría super "funny" sino fuera porque el tío no dejaba de rondarme cuál buitre a un animal moribundo. Agg desde luego mi paciencia ya sí que empezaba a estar moribunda, pero por educación y porque cualquier persona que ame IT merece un poquito de margen, no le di importancia y seguí a lo mío.

Bailando, bailando y bailando. Y de vez en cuando, de reojo, lo veía cerca de mí, demasiado cerca como para ser simple coincidencia. Como a mí hacer paracaidismo sin paracaídas no me gusta demasiado, reuní las chicas y pedí que, en caso extremo, pusieran en marcha el protocolo de emergencia salvar-a-tu-amiga-de-las-garras-de-un-tío-y-que-siga-la-fiesta.

El plan era sencillo, si el tío se me acercaba demasiado o me agarraba o lo que fuera, sin darle tiempo a nada ellas intervendrían. El plan fue todo un éxito, depende por donde se mire. Cuando el tío pasó de "rarito que no deja de mirar" a acosador sexual y no dejaba de venir e intentar abordarme, sin saber yo muy bien por dónde, de repente aparecía un mano que tiraba de mí en dirección contraria y me sacaba del atolladero. Cuando ya me empecé a cabrear con el plasta de turno, las chicas ya ni cortas ni perezosas simplemente se metían en medio y me arrastraban hasta formar una zona segura a mi alrededor. Dios como las quiero.

Risas, muchas risas. El tío confuso -parece ser que el alcohol no dejó supervivientes entre su ejército neuronal- no entendía nada, y el resto de gente miraba divertida la escena entendiéndola de sobra. Póbrecillo, casi me dio hasta pena. Pero es lo que tiene pasearse sudando feromonas y arrimándose a quien te ha dicho que te des la vuelta para no volver. De lo malo, lo mejor: nos reímos mucho, bailamos todavía más y nos sabemos un bloque inquebrantable contra sobones. Girls rocks y punto.


miércoles, 22 de junio de 2011

Obviamente, esto era imprescindible


Debiera pedir disculpas, pero tardaría demasiado tiempo y es que mira que Karl tiene paciencia conmigo ¡indescriptible! Hace ya mucho tiempo que dibujó algo para mí y que yo prometí que subiría, como se suele decir: más vale tarde que nunca.

Hay muchas formas de valorar un regalo, una cosa cualquiera. La gente suele hacerlo por su valor monetario, marca,... yo lo hago por la persona que me lo ha regalado, esto es lo más grande que me podías regalar. Tan grande como tú, Karl.

I´m back

Después de ruegos y súplicas y lamentos y recriminaciones y el-de-arriba sabe qué más por fin me digno a actualizar esto. Han sido un mes y pico de mucho trabajo, estrés y todo ese rollo. Pero se puede decir que también ha sido un éxito en lo profesional.

Por el lado sentimental, el panorama es bastante desolador, ninguno de mis informador@s me trae noticias frescas sobre nadie, parece que más que enamorar el verano nos ha dejado sudando y exhaustos. De todas formas siempre hay algo y esta vez corresponde a Ela.

Sí, Ela. La de la vida amorosa desastrosa, la del currículum que ni si los eligiera en una cárcel de máxima seguridad, esa misma. ¿Recordáis a Blink? ¿Relación de tres? Algo ya nos va sonando ¿no?

Pues eso, que las vueltas que da la vida. Blink ha pasado de ser el cabrón que destrozó a Ela a ser "su chico". Qué monos, tan monos que son empalagosos. Pero oye, me pongo en pie, les aplaudo y hasta les hago una reverencia, se les ve felices. Va a ser cierto eso de que el amor atonta, pero bueno, la tontería se lleva mejor entre dos. Y ahí andan.

La cosa empezó ya hace tiempo, quizás por... ¿mayo? Sí, ¿qué pasa? En mi percepción eso es mucho tiempo. Total, que como gurú de todos estos rollos y buenísima amiga que soy, le advertí a Ela desde el principio que anduviera con pies de plomo, que ya se la había jugado un par de veces y a mí ya no me quedan clinex. Al fin y al cabo todas teníamos miedo, la cabra siempre tira al monte ¿no? Pero mira tú por donde, va a resultar que sí que hay quien se reforma y este lo ha hecho.

Ha pasado de cabra a corderito domesticado, ¡y mejor! Para Ela ha sido como un verde, se pasa el día sonriendo y ni ella sabe por qué, pone voz de niña pequeña cuando se queja de él y se caracteriza por esa languidez de movimientos tan monina. Vamos que solo les falta hablar por móvil (cosa que hacen, para mi gusto, demasiado) y terminar con un: cuelga tú.

Sinceramente, desde las ganas de repartir alegría, amor y todas esas cosas que suelo repartir yo, espero que el momento de colgarse el uno al otro nunca llegue, porque hacía tiempo que nunca la veía tan feliz. Y sí, se lo merece.

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.