Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

domingo, 5 de febrero de 2012

Bucay


No sé por dónde empezar. Un “qué tal estás” estaría bien, muy bien, verdad? Así que quizás sea por ahí por donde debería empezar. Y dirás, ahora? Y por intermediarios? Sí, lo sé, es de cobardes o de despreocupados. Pero no puedo Bucay, estoy cayendo. Sí, a ese torbellino de locura por el que sabes que hago equilibrios. Ha sido una semana horrible, en casa demasiado dolor al que hacerle frente, y no podía hacerle frente también al tuyo. Me he derrumbado. Vuelvo a hábitos horribles pequeño. Voy dando tumbos sin rumbo, desquiciada. Mirándome sin ver, y odiándome un poquito más a cada momento. La mitad de la semana la he pasado enferma de la mente, y la otra mitad drogada para controlar mi parte enferma. Ni con esas.
Lo siento. Lo siento de verdad, no sabes cuánto. No sabes cuánto desearía haber podido estar ahí contigo, pero de verdad te digo, que no podía. En casa, en la calle... y no puedo hacerle frente a más dolor. No puedo. No puedo porque ya lloro, ya cometo excesos, y mi cuerpo no aguanta más emoción. Perdóname. Perdóname por favor, por no ser capaz ni de llamarte ahora. Te quiero, Astrid.

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.