Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

lunes, 18 de abril de 2011

Hastío, perros y princesitas de la familia de los vulpes

Y llega el lunes. Y con él y la falta de trabajo, la hora de sopesar el finde. Empezó bien, para qué negarlo. Al final el viernes me fui con Jake de bares. Me gusta como piensa, como discurre, si no fuera por su tono condescendiente de yo-es-que-soy-mayor-que-tú, sería perfecto. De los bares pasamos a la calle, litrona en mano y las estrellas como única luz. La noche avanza y discutimos sobre todo y sobre nada. La vida, yo, tú, todos, nadie... Escucho música, le escucho a él. Dios, cómo me gusta su voz.

Bromeamos, dice que soy brusca. Y yo le digo que él prepotente. Aun así, lo pasamos bien. No hay prisa, no hay normas, somos extraños que se están conociendo. Y que aun así, parecen ya conocerse.

Y de repente la atmósfera cambia a la par que el reloj avanza. Me bromea con besarme, y analizamos ese beso. Ese posible beso, ese improbable beso le digo yo. Me pasa el brazo por los hombros y lo intenta, me río y me echo para atrás. Jugamos, pero yo estoy hastiada de hombres.

Sin embargo, su voz. Y me pica la curiosidad, por qué tendría que ser malo. Un beso, un solo beso Jake, además me tengo que ir ya. Así que le rozo, pero él no se conforma. Me agarra y me sostiene cerca. Sin hacerme daño, pero sin dejar que me escape. Y entonces, me besa. Algo en mi cerebro hace clik, y todo fluye. Hay química, hay física. Nos dejamos llevar, ya no es un beso, ya son mis brazos en tu cintura, los tuyos en la mía y yo encima tuyo sin querer me que sueltes.

Pero lo paro, no tengo ganas de hombres ¿o sí? Yo qué sé. En cualquier caso, me tengo que ir ya. Él insiste, su móvil suena, lo ignora y yo intento hacer lo propio con él. Pero no es tan sencillo. Al final nos vamos, seguimos bromeando. Analizando, distanciados pero unidos. Extraña sensación.

Sábado por la mañana y me llama. Pero yo tengo hambre, y estoy cansada. No estoy para hombres. Y salgo de fiesta, me emborracho. Llego al punto de encuentro con Elisa, pero se me echan para atrás. Menudo chasco. Me he quedado sin fiesta, así que llamo a Bucay pero anda perdido. Salgo del metro, me fumo un piti. Pregunto a un chico si sabe de algún taxi y acaba llevándome él de vuelta a casa. Las chicas me esperan ahí, me río, y bromeo. No ha sido una mala noche.

Y llega el domingo, y toca madrugar. Me esperan compromisos sociales. Lo paso bien, bebo, como, veo a gente que hacía tiempo que no veía. Mery a mi lado, nos divertimos... hasta que dejamos de hacerlo. Y es que Josua invade mi espacio personal... ¡con lo que odio que la gente haga eso! Y me baila cerca, demasiado cerca. Me invita a cerveza y me acompaña hasta afuera cuando quiero fumar. Y acaba besándome. No hay química, y le rehuyo. No quiero nada.

Sin embargo es algo que a Mery parece repatearle, ¿por qué a mí y no a ella? Yo qué sé. Acostumbrada a ser la princesita del castillo, le repatea que Josua lo haya intentado conmigo, ni siquiera le consuela el hecho de que yo no quiera nada. Pues no me da la gana, no quiero peleas de gatas. Que estoy por encima de eso, no me van los espectáculos y menos despeinarme por cualquiera. Pero tarde o temprano sé que llegará la tormenta. Porque la mujer no es que seamos malas, es que somos la perfección de la crueldad y la malicia. Y ay, esto no quedará así. Pero bueno, a mí solo me queda escudarme en mi sonrisa y seguir viviendo. Quiero mucho a Mery, pero sé que no estamos bien y es por esto, pero va lista si cree que voy a cerrarme y dejar todo de lado para que ella se sienta a gusto mientras sus perritos le besas sus pies. Cariño, que a mí no me van las babas de perro, que te los puedes quedar todos para ti. A ver si ahora encima voy a ser yo, y no las zorras, la que tenga que esconderse ¡lo que me faltaba!

Mientras, solo me queda descubrir el por qué de este hastío, el por qué de que pocos consigan hacer que vibre aunque sea una sola fibra de mi cuerpo.

1 comentarios:

Bucay dijo...

¡Zasca! Me encantaría si no fuese por tanta pausa y frase nominal. Eso sí el contenido es brutal

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.