Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

viernes, 6 de agosto de 2010

My last night I.

Demasiado martini en vena, unos tacones muy altos y no podemos entrar al club. Está lleno, already close. Suspiro, es mi última noche y no era mi idea pasarla así. Estoy buscándole a él. Quizás tampoco haya entrado. Ja, ilusa de mí. Hannah viene por detrás, me agarra de los hombros y me susurra al oido:

-He´s here.

-Who?-Me hago la inocente.

-Brian!

Me río como si me resultara increible que ella pudiera pensar que yo quiera volver a verlo, besarlo, sentirlo. Pero quien alguien quiere algo le cuesta así que:

-Ok, ok. Anyway Hannah... emm... and do you know where is he?

-Yeah.-Le miro esperanzada, esperando a que continue.- He´s inside.

-Oh, that´s fine.

Oculto mi decepción mientras me enciendo un cigarrillo. Y de repente lo veo, está en la parte visible desde la calle. Le saludo con la mano y el hace lo mismo, justo andes de desaparecer entre la multitud. Suspiro resignada. Hannah y Ashleingh hablan conmigo mientras nos reimos viendo a Vian hacer el tonto. Parece que hubiera más gente fuera que dentro del club. Cada vez más, incluso. Y es cierto. De repente oigo una voz, esa voz. Me giro brusca y entonces veo esos ojos. Ay, esos ojos.

Sonríe al verme, ha salido por mí. Sonrío. Nos acercamos lentos. Nuestros labios, ya conocidos, se mueven confiados. Sus manos no tienen problema para saber como cogerme, ni las mías. La gente sigue a nuestro alrededor, pero como todas las veces anteriores, nos aislamos. Solo existimos él y yo.

-Your last night.-Me dice parando ese beso que ninguno queremos terminar.

-Yeah, my last night...-Suspiro.

Me agarra más fuerte, pegándome contra su cuerpo. Y me besa. Nos besamos sin perder el tiempo, sin pararnos casi siquiera a respirar. Porque ya está todo dicho y el tiempo va en nuestra contra.

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.