Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

jueves, 6 de octubre de 2011

Teléfonos de emergencia.

Si la semana tiene siete días la mía debe de tener catorce. O quizás sea la falta de horas de sueño para acabar, rematar y dejar requeteacabadísimo todo el trabajo que tengo últimamente. Qué se le va a hacer, cosas del perfeccionismo.Últimamente además tengo mucho compañero nuevo, nuevo sitio -mucho mejor, eso sí- y tareas nuevas; lo cual normalmente acabaría por destrozar mis nervios, pero no. Resulta que estoy de lo más happy del mundo, he visto gente a la que le ha tocado la lotería más triste que yo.

La cuestión es que lo normal sería que mi único deseo al terminar la jornada o la semana como mañana fuera quedarme con una camiseta zarrapastrosa viendo sexo en nueva york mientras como cereales, ¡pero no! Haciendo gala de los superpoderes femeninos de los que dispongo, todavía me da tiempo hasta para desear. Deseo ir de fiesta, deseo estar con las chicas, beber, fumar, bailar y reír, reír mucho. Y lo pienso hacer todo todo.

El problema comienza cuando lo que deseas no puedes tenerlo. Como ayer. Ayer simplemente tenía ganas de sexo, puro y duro -resulta increíble después de dos horas de gimnasio completas y una jornada de trabajo intensa- pero las tenía. La cuestión en principio parecía fácil de resolver. Estuve whatsappeándome con Karl, pero él estaba ocupado por la tarde así que pasé, aunque bromeé con tirar de agenda. Y ahí surgió, en caso de emergencia, ¿a quién llamar? Al fin y al cabo ayer sí, tenía ganas, pero no me tiraba de los pelos y como tenía trabajo para casa, lo dejé pasar. Cuando hay un incendio llamamos a los bomberos, te desmayas pues al médico y si te roba el bolso un kinki en la calle pues o corres detrás de él mientras le gritas o vas a la policía. Pero y en caso de emergencia sexual? Que yo sepa el gobierno no ha implantado -todavía- ningún número de tres cifras al que llamar, y digo tres cifras porque es probablemente el tiempo máximo que puedas perder marcando en estas ocasiones.

Ayer tenía números, podía, pero no sé si la pereza o que me apetecía que fuera karl, hizo que me prefiriera tomarme un té y hundir la cabeza entre papeles. Quizás sí, quizás el cansancio estaba pudiendo conmigo. Aun así, se lo planteo a los candidatos, votaré a quien lleve el teléfono de emergencias sexuales al 20-N. He dicho.

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.