-Está tu ex.
Jon, en su ingenuidad, preguntó si se referían al último. Yo misma pude aclararle que no, que se refería a ÉL, al primero, a ése por el que tantos quebraderos ha visto este blog. Me di la vuelta e increpé a David, ¿qué más me daba? Me daba igual, me llevo bien con él. Somos colegas, sigo sin entender esa reticencia que tienen estos con este tema; creo que he sido suficientemente clara al decir que entre él y yo solo hay ahora algo de amistad
Así que emprendimos la marcha y ahí que nos plantamos. Me hizo ilusión, pude ver a antiguos y antiguas compañeras que no veía desde hace tiempo, charlamos, bebimos un poco y en mi caso, fumé algún que otro cigarrillo a las puertas del garito en buena compañía.
Y es que si algo seguimos teniendo en común él y yo es la adicción a la nicotina. Y ahí estuve, entre piti y piti, explicándole los desvaríos de las generales en el nuevo puesto, de todo el trabajo que acumulábamos los dos, de la pijería, de la tontería y de todo pero de nada. Chachi piruleta. Fue divertido.
Aunque la mejor parte fue desde luego con Jon y David, planeando viajes por tierras desconocidas que quizás algún día se cumplan. Desde luego anoche fue una noche para soñar, sí, soñar despierta. Creo que quizás vaya recuperando esa sensación de independencia, a la par que el vacío del alma -en el estómago- se va llenando de sueños. Quién sabe, quizás esté en pleno proceso de vuelta al romanticismo de ensueño,
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