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astrid.rhys.jones@hotmail.com

miércoles, 9 de marzo de 2011

Ela y su carrera amorosa-pseudocirco

Si es que iba siendo ya necesario. Después de estar un poco demasiado desconectada del mundo online, vuelvo con fuerzas renovadas y miles de cosas que teclear.

Dedicaremos el día de hoy, a una mujer que cada día me sorprende más, y es que no gano para sustos cuando de su carrera amorosa se trata. La última brutal y surrealista ocurrió hará ya varios meses (me disculpo por la tardanza) y es hoy cuando me he decidido a hacer una recopilación de sus rollos-líos-o-como-leches-queráis-llamarlos.

En su más tierna infancia (sí, hasta Ela ha tenido de eso) apareció aquel al que llamaremos Berto. Ella era ingenua y él también, por qué no. Tras múltiples charlas online, risitas y todas esas cosas monas que hacíamos por aquél entonces, y alguna que otra intervención de moi aquí presente, pasó lo que tenía que pasar. Un glorioso día, de esos en los que el verano parece cercano, quedaron y Ela tuvo su primer beso. Que no fue tan sencillo eh, ya que fue en casa de ella, y no os hacéis a la idea de lo que cuesta evitar a todo un bloque de vecinas cotillas.

Pero por cosas de la vida, o más bien de la testosterona acumulada del género masculino, el niño decidió pues que él no quería nada ahora que se acercaba el verano ya que iba a estar lejos. ¡Ja! ¿Lejos? ¡Será cerca! Cerca de las tetas y boca de otra porque vamos...

Pero bueno la vida siguió con sus más y sus menos, y Ela y su happy face. Es entonces cuando entrará en escena el siguiente: Héctor. Héctor, un año mayor que Ela, fue su primer rollo casual cargado de drama. La historia fue bien hasta las fiestas de cierto pueblo cercano. Después de habernos pillado la cogorza del mes andábamos por la playa, lo cual en nuestro estado de embriaguez era lo mejor (no duele si te caes al suelo) y el ambiente estaba asegurado. Yo que iba sobria (no, no me amamantaron con alcohol), junto con un par más estábamos intentando que Ela mantuviera las formas, lo cual era complicado porque entre el jaleo que había y que las demás también le habían dado a la botella... Total, que en una de esas la perdimos de vista. Tardamos poco en localizarla (lo que tardé en darme la media vuelta) y ahí estaba, a la entrada de la playa, al lado del paseo. Pero tenía compañía... Nos acercamos, pero para cuando llegué el tío en cuestión ya había puesto sus manos sobre ella. Casi la besa, casi. No llegó a hacerlo porque Ela, sin siquiera saber donde estaba se balanceaba adelante y atrás como un niño con pañales, y llegamos justo justo.

Todo habría quedado en un susto de "qué malvada gente ronda por ahí aprovechándose de chicas inocentes" de no fuera a ser por las malas lenguas. La historia, tergiversada y poniendo a Ela de puta para arriba, llegó a oídos de Héctor, que se enfadó y enrabietó hasta decir basta. Un día de fiesta en una discoteca, tras juegos previos, Héctor y Ela retomaron su rollo casual sin dramas. Y así estuvieron hasta que se acabó, al fin y al cabo, todo lo bueno se acaba ¿no?

Entonces apareció Larson y después otra vez Berto. Y es que Ela, como muchas de nosotras, es reincidente cuando se trata de hombres. Lo de Berto ocurrió en carnavales... y es que ¡ay los carnavales! Porque en los siguientes de otro barrio, fue Iván (novedad, ya que nunca antes se había liado con alguien que no conociera de antes).

Es después de esto, con la llegada de otro verano cuando entra en juego mi juguete favorito. Sí ¿qué pasa? Ela y yo compartimos. Y es que Edgar pasó las fiestas de dos de nuestros barrios habituales con Ela perdidos bajo las estrellas en algún sitio montando su particular fiesta.

Pero ay! la reincidencia... y es que no hay terapia de choque aún contra Berto, y ese mismo verano... Cayeron. Ya con práctica en lo que viene siendo esquivar a las vecinas cotillas y con mucha más experiencia a sus espaldas, y desde luego sin la misma inocencia del principio. Para fumarse un verde decían... fumar al final no sé si lo harían, pero que rememoraron tiempos pasados... seguro.

Bah, al final fue una época de vaivén, sin nada más allá del aquí te pillo aquí te mato si exceptuamos a Héctor.

Pero entonces apareció Iñaki. Casualidades de la vida quisieron que coincidiéramos en otras fiestas con el chaval (¿por qué empiezo a tener la sensación de que nos pasamos la vida de fiesta?)y resultó que una de nuestros contactos lo conocía. Iñaki, que se había encandilado con Ela, consiguió contactar con ella a través de nuestro contacto. Es aquí donde comienza una espiral de adicción para Ela, casi tan fuerte como la que tenemos con los cigarrillos o la fiesta.

Y es que estuvieron una temporada quedando, pero Iñaki que era algo más mayor que Ela, pretendía ir quizás algo rápido. Algo a lo que Ela no estaba dispuesta. Y entre que si sí que si no, Ela decidió que se acabó. Pero la carne es débil y como la mayoría de nosotras, Ela es carnivora a tope. Así que vuelta con él, y fuera otra vez; y así como si fuera uno de esos bailes típicos del oeste: adelante y atrás, adelante y atrás. Asta que paró la música. Todavía hoy hay algo de resentimiento contra Iñaki en Ela por haberla metida en ese círculo vicioso, y todavía hoy las miradas entre ellos cuando se cruzas son bien curiosas. Pero eso es otra historia... ¡así que sigamos!

La vida siguió su curso y llegamos a (como no) un viaje que hicimos con fiesta incluida. Allí fue otro compañero de viaje el que cayó, una bonita cosa de una noche que no volvería a repetirse. Y es así como acabamos en... ¡otros carnavales! Será ahí donde Abel y Ela, en casa de Laura esa noche, iniciarán su lío para seguirlo más tarde en un fin de semana de casa rural. Lo cual es curioso, porque si vemos las vueltas que da la vida, descubriremos que es Laura la que al final mantiene una relación con Abel ahora (pero esa es también otra historia).

Al tiempo y tiempo, y es que entonces entra en juego el tipo más reciente. Quizás con el que ha mantenido la relación más tóxica: Y es que eso era una relación a tres en toda regla. El chaval, al que conoceremos como Blink, no solo andaba metido en un rollo tipo casual con Ela, sino que mantenía una relación estable con otra chica desde hacía tiempo. Cuando nuestra protagonista tuvo noticias de aquello le pidió explicaciones a Blink, que más ancho que largo le dijo que no mantenían una relación que de vez en cuando salían por ahí pero nada más. Ela, cegada en su círculo, aceptó sin darse cuenta de que quizás eso se les estaba yendo de las manos. Y es que la gente es cotilla, de lengua larga y retorcida y afirmaban que Ela era "la otra". Al final, todo quedo como una relación "a trois" que con el tiempo se fue apagando hasta que un buen día, con aplausos por mi parte, eso terminó. Y no es que yo esté en contra de las relaciones liberales ni mucho menos ¡me requeteencantan! Pero siempre y cuando todas las partes lo sepan (cosa que dudábamos sobre la otra chica) y todo el mundo lo acepte. Pues eso, al final terminó y paradojas de la vida, aunque Ela no quiere ver a Blink ni en pintura, ahora mantiene una cordial amistad con la otra chica (que por cierto, dejó a Blink: ¡chicas unidas, jamás serán vencidas!)ya que es camarera de vez en cuando en nuestro bar favorito.

Y así se cerró otro círculo vicioso y otra rana que volvió al lago.

Esta historia termina en el pasado verano, quizás algunas recuerden la entrada que dediqué a nuestros "amigos" holandeses, pues eso, que no solo yo me hice amiga de ellos. Ela está de acuerdo conmigo en que Holanda es un país maravilloso por cuestiones... llamémoslas antropológicas.

En fin... y es que si echamos la vista atrás menudo zoo el de Ela. ¿De dónde han salido semejantes especímenes? Los únicos decentes han sido los de una noche... ¡y quizás porque no les dio tiempo a fastidiarla! La gota que colma el vaso ocurrió hace un par de meses cuando Ela me contó la proposición que le había hecho un antiguo compañero de clase (del que yo no tengo recuerdos, pero esa es mi memoria, nula como siempre). Fue por msn, chat o cualquiera de esas pseudo-formas de comunicación y fue tal cual:

Espécimen de otro planeta: -¿Tienes novio o alguien en mente?
Ela: -No, la verdad
EDOP: -Es verdad, ya me acuerdo que eras un poco rara y tenías carácter...
(Ela en su interior flipando, algo así como... wtf?): ¿rara? ¿por qué?
EDOP: No sé, te recuerdo así pero tenías algo que en su tiempo me gustó. Un día de estos me gustaría dar una vuelta contigo...

Yaaaa claro, ahora se le llama "dar una vuelta"... Supongo que no hará falta decir que la respuesta de Ela fue una negación total y que hizo todo lo posible por evitar nuevos contactos con semejante especimen. No, si ya lo decimos nosotras, nos falta el latigo para ser domadoras en el circo.

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Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.