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astrid.rhys.jones@hotmail.com

miércoles, 4 de enero de 2012

Que no todo lo controlo.

Supongo que de alguna manera acabo de tomar conciencia absoluta de algo: no puedo tener TODO bajo control. Es imposible porque NO TODO DEPENDE DE MÍ.

Puedo tener todo lo que quiera, o eso me digo siempre ¿y no es verdad? Si quiero sexo puedo tenerlo y es que no dependo de ningún tío en concreto. Si quiero comprarme algo tengo unos fondos más que razonables para hacerlo. Si quiero salir tengo unas amigas y unos amigos que están siempre dispuestos. No me falta nada, o ¿sí? Hoy quería algo, no sé, alguien. Quiero enamorarme y que sea correspondido. Pero no, eso no está ni a un telefonazo ni se consigue a golpe de tarjeta.

No puedo controlarlo. Nadie puede, de hecho. Aunque eso no me consuela. Porque yo soy la que tienen la obsesión con el control, con que todo encaje, con que todo fluya por donde ella quiere. Aggg, me siento estúpida. ¿Qué me pasa? No sé, quizás sea cosa de estos días. Pero me da que no.

Porque últimamente ya no quiero acostarme con nadie, últimamente solo quiero dormir con alguien.

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Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.