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astrid.rhys.jones@hotmail.com

martes, 6 de julio de 2010

Con un café en la mano: El poder femenino

¿Quién se ha negado alguna vez a darle un cigarrillo al tío bueno que te viene en la playa marcando músculo y que te sonríe como diciendo "tú dame un cigarrillo que yo te doy el mundo"? Pues nadie, o casi nadie. Yo por lo menos si el tío me sonríe, indiferentemente de que me guste o esté bueno, se lo doi. Me gusta que la gente sonría, me hace sonreír.

Total, que el sábado pasado, escasa de tabaco y sobrada de alcohol en sangre decidí que había llegado la hora de hacer yo lo mismo. Más como experimento que como otra cosa, que si quiero tabaco voy y compro. Pero bueno, ¡por probar que no falte!

Mujeres del mundo, noticia (de sobra conocida, pero no por ello menos importante): los hombres no piensan, es su entrepierna la que dirige sus impulsos motores. No solo me fume unos diez cigarrillos by the face sino que encima como no recordaba a quien le había pedido ya, ¡un par de ellos me dieron dos veces!

Alguno hasta me daba charla, otros chapa, y uno que podía haber pasado por mi abuelo me miraba (WHAT FUCK!??). En fin, que si el Estado sube el tabaco y estás en crisis la solución para el tabaco es matemática, exacta y 100% eficaz:

Mujer + Sonrisa+ (Alcohol en sangre) + (Alcohol en sangre del tío)= Cigarrillo asegurado.

*Alcohol: 6 euros el cubata
*Sonrisa profident: lo-que-coño-valga-la-pasta-de-dientes-que-utilices
*El paquete de tabaco que te ahorras: -4 euros
*Tú, tu sonrisa, y tu desparpajo con el alcohol ya en sangre y el piti en la mano: No tiene, ni nadie puede ponerle, precio.

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Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.