Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

miércoles, 2 de junio de 2010

Espósame y me corto la mano

Me tomo el café en el balcón. Eso me permite fumarme el cigarro mientras. Mierda, tanto vicio acabará matándome. Pero hoy me lo merezco. Lo de morir no, me refiero al cigarrillo con el café.

El por qué es sencillo. Este mediodía estaba revolviendo los cajones en busca de mi camiseta favorita. Es de esas camisetas que nunca te pondrías para salir a la calle ni con la que nunca dejarías que nadie te viera en público pero que me mola llevar por casa. Total, que estaba en pleno proceso de poner todo patas arriba hasta dar con ella cuando he encontrado "algo". Ahí estaba, retazos de una relación pasada, de una vida pasada. ¿Cómo pude guardarlo? pienso, y lo cojonudo es que tampoco lo he tirado.

Y ahí estoy. Con eso en la mano, mientras me tomo el café. Estaba pensando si tirarlo por el balcón en plan acto de rebeldía pero me da miedo darle a algún coche o que alguien me vea y se piense que soy una loca psicópata. Que loca quizás sí, pero no psicópata.

Además, sé que si lo tiro me arrepentiré. Él vuelve a ser parte de mi vida. Pero me aterra. ¿Y si acabamos como la última vez? ¿Y si surgen los mismos problemas? ¿Y si el piensa que he cambiado, que ya no soy igual?

Suspiro. Entonces pasará lo de siempre: empezaré a ahogarme, me sentiré agobiada y acabaré por sentir que estoy atada. Yo me intentaré alejar y él no lo entenderá. Bah de poco sirve darle vueltas. A donde nos lleve el destino ¿no? (Puaag...) Se me atraganta hasta el café.

El tiempo dirá. Eso sí, que no pretenda esposarme de nuevo porque juro que me corto la mano. Además, ya no me queda sitio en los cajones para seguir ocultando el pasado...

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.