Pero aún así, a veces, incluso los más reacios a ir de vacaciones, si se les presenta una buena oferta, se apuntan. Porque a veces lo que importa no es el lugar sino la compañía: mientras que yo no movería un dedo por unas vacaciones familiares, no necesito siquiera preparar una maleta para irme con los amigos. Incluso unas vacaciones en solitario, en algún lugar en el extranjero, recóndito, que explorar a base de callejear. Quien ame viajar sabrá de lo que hablo.
Hoy él me dijo que piensa ir a Venecia. "Algo cursi, ¿no?" pensé. Me gusta Venecia pero ¿como para ir a pasar unas vacaciones salvajes? No. Venecia es algo más romántico. Y eso le dí a entender. Se rio, una y otra vez. Además, añadí, aquí tengo fiesta, alcohol y mi gente, todo lo que necesito... y conseguir todo eso fuera no es tan facil.
Oh, yo tengo amigos allí; me dijo. Olvidate de L y Madrid, y ven conmigo. Ven conmigo a Venecia. No vayas a Madrid, ya verás como te lo vas a pasar mejor.
¿Venecia? Demasiado lío, era más sencillo, rápido y seguramente divertido mi otro plan; pensé. Fui yo la que se rió entonces. No, no, allí no hay fiesta; le dije.
¿Que no hay? conozco gente a allí, vente conmigo a Venecia, tendrás toda la fiesta alcohol y demás que quieras; dijo controlador, tendrás todo eso y más.
Y de repente... de repente Venecia rivalizó con Madrid.

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