No puede decirle que le quiere, no abiertamente por lo menos. No puede acariciarle. No puede besarle. Incluso estando tan cerca es tanto lo que la separa de él... Pero nada importa, no si puede estar a su lado. Si durante media hora ella es el centro de su mundo, como para ella lo es él todo el tiempo.
Nada importa. Todo vale. Ni la desgana por la mañana ni el sueño por la noche la impiden, ni levantarse pensando en él, ni acostarse con una sonrisa sabiendo que lo tendrá en sus sueños.
Hay amores platónicos. Imposibles. Al alcance de la mano pero que se desvanecen en cuanto intentamos siquiera tocarlos. Duele, y Afrika llora. Llora por ese imposible, llora por esa locura que supone que se acelere su corazón cada vez que lo ve. Piensa y piensa, y todos sus pensamientos lo llevan a él. A ese amor inalcanzable. Las lagrimas inundan sus ojos, un nudo en la garganta la impide respirar, el dolor la oprime el pecho... pero vale la pena. Se secará los ojos, vestirá su cara con su mejor sonrisa y seguirá adelante. Porque el mismo amor que la hace caer en el vacio, es el amor que la hace correr sobre las nubes.

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