El sol se mete y nosotras salimos. Pero antes, el ritual de salida en grupo.
Basicamente consiste en varias horas de preparación delante del espejo:
La ropa, importantísima. ¿Pantalón o falda? ¿Camiseta con o sin escote? Aunque no es lo único que hay que cuidar antes de salir.
¿Cómo piensas llevar hoy el pelo? Rizado, liso, ondulado. Lo tenemos a la carta. ¿Y el maquillaje? Lo mismo, veinte mil colores y texturas diferentes: tú eliges. Y es que es lo bueno que tiene prepararse para salir todas juntas. Ni en el backstage de cibeles se registra tanto movimiento. Y ruido. Cantamos y bailamos mientras nos maquillamos, vestimos y peinamos (o nos peinan) para salir.
Es un ritual que se lleva practicando desde tiempos immemoriables en grupos de chicas, nunca chicos. Al igual que ir a China, o montarse en una montaña rusa, es algo que hay que hacer para entenderlo.
Y por fin, salimos. ¿Cual es el plan? ¿Hoy? Bailar, reír y beber. Me parece buen plan. Y allá vamos. Cogemos el metro y en menos de media hora estamos en el bar habitual. Alguna princesa ha visto a su principe de la noche porque se retoca el maquillaje y sonríe coqueta mientras se derrite como una vela.
Yo también he visto a alguien. Me parece tan perfecto, y yo... ¡dos cubatas con un par de chupitos y estoy ya echa un cuadro! Intento (sin éxito) adecentar mi pelo y mi ropa mientras tiro la ceniza de mi cigarro y le sonrío. Se me acerca y me comenta orgulloso que acaba de llegar de no sé donde (ni me importa) y que lleva el pelo mojado porque se acaba de duchar. (¿Se acaba de duchar? O.o)
Decido pedir otro chupito. Porque total, o ya estoy muy borracha y es que no veo bien o él recién salido de la ducha está tan perfecto como siempre. Uno más no lo va a empeorar. Además, qué cojones. Yo he estado cuatro horas preparándome. Matemáticamente tengo que estar tres horas y media más perfecta que él, aún si tengo pelos de loca y el rimel corrido.

0 comentarios:
Publicar un comentario