Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

martes, 20 de abril de 2010

¿Donde dejaste tu corona? ¿Y tú las ganas de divertirte?

Llego feliz. La luna parece sonreír. ¿Adonde vamos? pregunto a las chicas. No escucho lo que responden, en realidad, me da igual. Vamos a salir y es más que suficiente. ¡Un par de tragos y allá vamos! ¿A beber más? ¿¡Y por qué no?!

Hago el tonto y me río. ¡Astrid tía...! Oigo por hay, bah si no lo hago ahora ¿cuando lo voy a hacer? ¿A los cuarenta? Sí bueno, entonces también. Llegamos a un bar. La música atronadora en los altavoces. El ambiente sofocante. Nos acercamos a la barra.

Hacemos un rápido recuento: dos cubatas, tres chupitos,... Bien, pedimos y el camarero nos sirve. Pagamos y vamos a una mesa. El alcohol calienta, y no solo el cuerpo, también las ideas. Y nos ponemos a jugar. Prueba tras prueba, trago tras trago, incluso la más tímida se suelta.

La gente nos mira sonriendo, les divierten las locas del bar, a casi todos por lo menos. Por ahí hay alguna y alguno que mira con condescendencia. Con ese maquillaje perfecto, el vestido ideal y los zapatos que dan vértigo. Con el pelo liso, o rizado, como en un anuncio de loreal y un vaso en la mano. Con la barbilla alta y una sonrisa de suficiencia mientras nos mira.

Y sí, quizás sean efectos del alcohol pero puedo leer la pregunta impresa en su cara: ¿Es que no tenéis verguenza? Me río y la miro directamente a los ojos, retándola a decirme que no nos podemos divertir así, a que me pregunte donde dejé mi corona o me diga cortante que estamos locas. Y desvía la mirada.

Quizás estemos locas, no llevemos coronas o hayamos perdido la vergüenza, pero en el mismo instante en que hemos cruzado nuestras miradas ella ya se ha dado cuenta: nos da igual. Y lo que es más, sabe que mientras nosotra vamos a estar descojonándonos toda la noche a ella esos zapatos ya le han hecho ampollas.

Todavía queda mucha noche por delante, pensamos; yo sonriendo y ella suspirando mientras mira el reloj.

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.