Al mismo tiempo que se llevaba el agua y el frio de los meses de invierno, marzo también se llevo otra cosa. Te llevó a ti. Quizás todo son épocas, ciclos, etapas y esas cosas, y era ya hora de cambiar como hacemos con la ropa. Quizás nuestra temporada ya había pasado y teníamos que renovarnos. Quizás. Solo quizás.
Ocurre que al igual que el paraguas que queda abandonado en una esquina recordándonos el invierno pasado, tu foto y otros muchos otros recuerdos también se han quedado para no permitirme que olvide el lugar que un día tú ocupaste.
Pero acabarán por desaparecer. Yo misma los haré ir desapareciendo, poco a poco. Aunque tanto tú como yo sabemos que nunca te irás del todo. Porque de igual manera que el paraguas puede tirarse a la basura y seguiremos estando seguros de que llegará el próximo invierno, puedo estar segura de que por mucho que el tiempo vaya borrándote nunca se irá tu recuerdo. Porque yo (¡bipolar de mí!), de la misma manera que iré ocupándome de eliminar todo lo que a ti me recuerde, hoy escribiendo estas palabras me he asegurado de que eso no ocurra.

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