Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

domingo, 9 de mayo de 2010

Astrid, demasiada prisa

-¿Entras?

-Mmm no, creo que mejor me voy ya.

-Vale...

-Pues eso, dame un abrazo al menos ¿no?-Y sin darle tiempo a decirme nada lo abrazo y me mantengo ahí así hasta que consigo contener mis lágrimas, entonces me separo y le miro a la cara. Las lágrimas siguen intentando aflorar pero yo no las dejo. Intento decir algo, algo que de sentido a todo esto, pero no lo consigo. Mi garganta se ha trabado, me duele incluso tragar. No puedo dejar de pensar en que si abro la boca solo la cagaré más así que sonriéndole le doy dos besos y le digo que se lo pase bien. Él, en un intento de normalidad, me dice lo mismo y sonríe. Nos despedimos con una sonrisa que desaparece de mi cara a la vez que él desaparece de mi vista.

Ando por la calle y voy tarareando algo triste. Miro al frente y veo a David. Me paro un momento para abrazarle.

-¿De donde vienes?-Me pregunta.

-De dejarlo.-Le contesto rápida.

-¿Sí?

-Aixx... sí. Bueno tiro para casa ¿vale? Ya estaremos.

Me despide con la mano pensativo, yo solo quiero irme de allí rápido, llegar a mi refugio y olvidar todo. Sigo tarareando y sonrío. No ha sido para tanto, pienso. No duele tanto. Me encuentro bien, es más, estoy feliz. Es como haberse quitado un peso de encima.

Pero todavía no sé lo que me espera, todavía no sé lo mucho que yo misma me he quitado.


And guess what
I'm having more fun
And now that we're done
I'm gonna show you tonight
I'm alright, I'm just fine

1 comentarios:

Anonymous dijo...

u were not fine

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.