Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

jueves, 20 de mayo de 2010

Despertares indeseados

El calor lo agobiaba. Con los ojos todavía cerrados apartó las sábanas y su tacto de seda le hizo darse cuenta de que esa no era su casa. Imágenes fugaces empezaron a pasar a la velocidad de la luz por su mente, no podía ser. Pero lo era. Abrió los ojos, el pelo largo y ahora enmarañado de Rebeca asomaba entre las sábanas y su brazo moreno le rodeaba la cintura. Maldiciendo por dentro, apartó con suavidad su brazo y se puso a buscar su ropa.

Rebeca rodó sobre si misma hasta quedar boca arriba, abrió los ojos y miró como Aarón se levantaba. Dudó si hablarle o hacerse la dormida. Al final decidió que ya no perdía nada.

-Buenos días eh.-Dijo mientras ella también se levantaba y empezaba a ponerse su ropa tirada al lado de la cama. Aarón se giró y forzó una sonrisa.

-¡Buenos días!

-¿Te vas ya? ¿No te quedas a desayunar?

Él ya estaba vestido. Con la cartera en el bolsillo del pantalón y el móvil en la mano. Dudó un momento sobre qué decirle.

-Emm no, me voy ya que ando con prisa. Ya nos veremos por hay...-dijo iniciando la retirada hacia la puerta.-¡Adiós!

Y salió presuroso. Rebeca se volvió a sentar en la cama suspirando resignada, estaba segura de que esa había sido su única y última oportunidad. Aarón apoyó la espalda contra la puerta del portal nada más salir, suspirando angustiado. Y mientras encendía un malboro y le daba un par de caladas pensaba que quizás había perdido su última oportunidad de recuperar a Reneé. O quizás no estaba todo perdido, pensó con un atisbo de esperanza.

Pero desde luego acostarse con su amiga no parecía la manera más brillante de recuperar a su ex, recordó mientras veía como el humo del cigarro ascendía, gris y difuso; como su futuro con Reneé.

1 comentarios:

Anonymous dijo...

me gusta.
que le jodan a el

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.