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astrid.rhys.jones@hotmail.com

lunes, 17 de mayo de 2010

El poder del chantaje sexual

Edurne: A ver, es que no tienes novio solo por el sexo.

Astrid: Entonces si no es por eso, ¿para qué vas a tener novio?

Edurne: ¡pues para tener una relación!

Astrid: Bah, y ¿para qué vas a querer una relación? ¡Para tener el sexo asegurado! ¡Y a veces ni eso tienes!

Y es que es uno de los temas que suelo discutir a menudo con Edurne. Hoy hablábamos en la cafetería sobre la negativa a quedar hoy de su novio. Le ha dado razones y todo, pero no son suficientes para Edurne. Se lo ha advertido: no la va a ver en una semana porque ella no va a tener tiempo para quedar. Pero él no ha cedido, no puede y punto.

Edurne se ha pasado el resto del día de morros. Pero no se ha dado cuenta de una cosa: pidiéndome desesperada que le llame yo para intentar que él baje, y esa amenaza que luego no va a ser capaz de cumplir, no consigue nada. Solo darle a él el poder.

Sí. Porque vamos a dejarlo claro. Cada uno tendrá una relación por lo que sea. Edurne en su mundo de princesitas dice que el sexo no puede ser una razón, bien, si el sexo no es uno de los motivos por los que se mantiene una relación con alguien... Yo por lo menos, entonces preferiría comprarme un perro: babean menos, y solo echan mierda fuera de casa. O sea, porque al fin y al cabo, sexo es precisamente lo que te puede dar un tío y no un perro (siempre habrá excepciones de gente rarita degenerada). Total, que Edurne lo verá como quiera, y será que ahí en lo alto de la torre de su castillo el oxígeno no llega... Pero yo sé, que su novio como tío que es tiene el suplente de su cerebro en la entrepierna.

Así que sabiendo esto... ¡Cómo no aprovecharse! El sexo es poder. Y el poder... el poder es que simplemente mola. Total, que sabes el punto débil de tu enemigo ¡aprovéchalo! Cada vez que ella se muestra ansiosa y él se niega, le está dando poder. Cada vez que bajo coacción me obliga a mandarle un sms intercediendo a su favor, le está dando poder. A este paso poco le falta para acabar con el síndrome perruno (véase sindromes).

Ay princesita, que el príncipe no fue casa por casa con un zapato en la mano porque se habría enamorado, ¡sino porque Cenicienta le había prometido sexo otro día y él no se aguantaba!

Chicas, haber si nos lo metemos en la cabeza, de la misma manera que de nada sirve tener un vestido precioso si no tienes unos zapatos con lo que ponertelo... de nada te sirve tener el poder si no sabes utilizarlo...

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.