Soul of music.


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com
astrid.rhys.jones@hotmail.com

lunes, 31 de mayo de 2010

A donde nos lleve el destino

La música truena en mis tímpanos. La gente baila, bebe y se ríe. Aunque yo estoy parada mirándole. Nos hemos besado. No lo he olvidado, le quiero y él lo sabe. Pero necesito que me diga algo. Quizás sea el alcohol, el beso o simplemente que soy así; la cuestión es que me siento valiente. Así que me acerco y lo beso, solo por si fuera el último, y porque me encanta; para qué engañarnos. Y entonces, se lo suelto:

-¡Ei! ¿A dónde nos lleva esto?

Me mira sorprendido, extrañando, flipando. Yo tampoco me creo que esté preguntándole eso. No soy así, no soy de esas, no soy de las que piensan en algo más que en el presente; quizás es verdad que él me ha cambiado... un poco. Al final contesta.

-Pues no sé, a donde nos lleve el destino ¿no?

Mi cabeza me grita la respuesta obvia; ¡No! No creo en el destino. Porque eso es el tipo de tonterías cursis que habitualmente me hacen reír y soltar una respuesta cínica, sarcástica. Le miro a los ojos y abro la boca para decirle lo obvio... Pero entonces me doy cuenta de que a mí qué me importa si lo que nos une es un cúmulo de sucesos aleatorios, el destino, la suerte, el infortunio o el dios Chuck Norris. Qué me importa a mí si mañana recordaré esa conversación, si saldremos, si me besará, si nos casaremos, si tendremos hijos, si seré la eterna soltera, si volverán mis miedos o desaparecerán completamente, si estaremos ahí. Qué más me da a mí todo eso si le tengo ahí delante. Y eso si tiene una respuesta obvia: nada, porque en ese momento él lo es todo. Y con eso me vale.

Así que cambio mi cara de cinismo, le muestro una sonrisa y suelto encongiendo los hombros:

-¡Bien! ¡Me vale!

Y vuelvo a besarle. Apurando cada segundo, retando a ese que él llama destino a atreverse a quitármelo.

0 comentarios:

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.