La minúscula caja emitía una serie americana, de esas que pretenden ser progres pero gustando a todo el mundo, con un toque romántico y mucha comedia. Ese día tocaba un capítulo de lo más edulcorado. La protagonista preparaba el desayuno a su novio, amante o lo que leches fuera y se lo llevaba a la cama; y después de un romántico desayuno en la cama acababan haciendo el amor durante horas.
Parecía una señal, una especie de forma de inspiración divina. Suspiré y miré desde el sofá la cocina que quedaba a mi espalda.
Quince minutos más tarde entraba de nuevo en nuestra habitación. Me acerqué a la cama, y tanteando en la oscuridad lo encontré, para acto seguido subirme encima de él a horcajadas. Él, medio despierto, deslizó sus manos a lo largo de mi cuerpo buscando mi cara. Me incliné y le di un beso suave en los labios mientras él abría los ojos y a los dos se nos acostumbraban a la oscuridad.
Sentada así sobre él comencé:
-¿Sabes?
-¿Qué?-me acarició la pierna izquierda.
-Me había levantado y estaba viendo la tele, y aparecía una serie en la que una chica le prepara el desayuno a su chico. Todo así super bonito, casi como para vomitar, desayunan en la cama y luego hacen el amor durante horas...
-Aaa. Así que ¿me has preparado el desayuno?-Me pregunta sonriendo mientras se apoya en los codos para poder alcanzar a besarme. Le pongo un dedo en los labios parándolo riéndome.
-En realidad no. No me has entendido. La parte importante es la de después del desayuno...-digo maliciosa deslizando mi mano por su tripa hacia abajo.
-¿Y eso no debería venir después del desayuno?-pregunta divertido.
-Mmm... ¿tienes hambre?-Enarco una ceja-Porque si quieres nos levantamos y...-Digo mientras hago amago de levantarme.Pero él tira de mí mano hasta dejarme tumbada sobre él.
-En realidad no. Creo que me saltaré el desayuno. Tengo hambre... hambre de ti.
Y estuvimos comiéndonos a besos y demás el uno a otro durante horas y horas. Hasta reventar.

1 comentarios:
te envidio en estos momentos...
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