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astrid.rhys.jones@hotmail.com

martes, 11 de mayo de 2010

Desayunos de besos

Tic-tac, tic-tac. El reloj me estaba poniendo de los nervios. Necesitaba levantarme pero ya. Es lo que tiene el insomnio. Con mucho cuidado aparté su brazo, me levanté y salí de la habitación. Fui a la cocina y vi que era la primera en levantarme. Me preparé un café y empecé a ver la tele mientras me lo tomaba.

La minúscula caja emitía una serie americana, de esas que pretenden ser progres pero gustando a todo el mundo, con un toque romántico y mucha comedia. Ese día tocaba un capítulo de lo más edulcorado. La protagonista preparaba el desayuno a su novio, amante o lo que leches fuera y se lo llevaba a la cama; y después de un romántico desayuno en la cama acababan haciendo el amor durante horas.

Parecía una señal, una especie de forma de inspiración divina. Suspiré y miré desde el sofá la cocina que quedaba a mi espalda.

Quince minutos más tarde entraba de nuevo en nuestra habitación. Me acerqué a la cama, y tanteando en la oscuridad lo encontré, para acto seguido subirme encima de él a horcajadas. Él, medio despierto, deslizó sus manos a lo largo de mi cuerpo buscando mi cara. Me incliné y le di un beso suave en los labios mientras él abría los ojos y a los dos se nos acostumbraban a la oscuridad.

Sentada así sobre él comencé:

-¿Sabes?

-¿Qué?-me acarició la pierna izquierda.

-Me había levantado y estaba viendo la tele, y aparecía una serie en la que una chica le prepara el desayuno a su chico. Todo así super bonito, casi como para vomitar, desayunan en la cama y luego hacen el amor durante horas...

-Aaa. Así que ¿me has preparado el desayuno?-Me pregunta sonriendo mientras se apoya en los codos para poder alcanzar a besarme. Le pongo un dedo en los labios parándolo riéndome.

-En realidad no. No me has entendido. La parte importante es la de después del desayuno...-digo maliciosa deslizando mi mano por su tripa hacia abajo.

-¿Y eso no debería venir después del desayuno?-pregunta divertido.

-Mmm... ¿tienes hambre?-Enarco una ceja-Porque si quieres nos levantamos y...-Digo mientras hago amago de levantarme.Pero él tira de mí mano hasta dejarme tumbada sobre él.

-En realidad no. Creo que me saltaré el desayuno. Tengo hambre... hambre de ti.

Y estuvimos comiéndonos a besos y demás el uno a otro durante horas y horas. Hasta reventar.

1 comentarios:

Anonymous dijo...

te envidio en estos momentos...

Retazos de una vida pasada, pero no por ello menos válido.

Que no te engañen. No existen los cuentos de hadas, las princesas viven en cuentos de terror. Cuentos donde nadie dice lo que piensa, ni hace lo que desea; sino lo que se supone que tiene que decir y hacer. Allí, los vestidos y zapatos son incómodos, no dejan correr; ni vivir en realidad. Los príncipes no son tan buenos y no protegen, solo aprisionan y ahogan. Los dragones a su lado son una bendición, y es que por lo menos a esos puedes odiarlos. Porque el problema comienza cuando quien amas es quien te está matando por dentro.