"Yo nunca me he emborrachado", "Yo nunca ligaría en un bar",... Los "Yo nunca" se suceden y la gente de acuerdo con la afirmación no bebe... o bebe confesándose culpable.
Unos acordes se elevan en el aire. Quién no los conoce, es la entrada de "Musturrek sartunde". La multitud enloquece y canta a pulmón, y dentro de Imanol algo también enloquece. Le grita y le canta en su interior, su corazón se acelera, no puede negar lo evidente...
"Soro moduueen maitatu gineen, ta gozatzen heldu zan goizaa..."
La canción termina. Pero no eso que le retumba dentro; joder, la ama y lo sabe. Quizás sea una señal, quizás ya sea hora; hora de confesar, de dejar atrás el pasado y mirar por ese futuro... un futuro que no quiere que exista si no es con ella.
Le toca. Se inclina hacia Abi y ella se estremece. Le susurra al oído:
"Yo nunca volvería en estos momentos contigo", y se lleva el vaso a los labios.
A veces son dos palabras. A veces una caricia. A veces un beso. Y en otras, una canción, un juego susurrado y un trago. Pero lo que sí es siempre, es amor. Amor del verdadero.

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